La práctica del montañismo está condicionada por el medio en que se desarrolla, que puede volverse hostíl y peligroso, en cuestión de horas. Esto implica la necesidad, por parte del principiante, de adquirir unos conocimientos que le permitan desenvolverse con un mínimo de soltura. Una persona que pretenda realizar una ruta de montaña y no conozca los peligros a los que se expone, tiene muchas posibilidades de engrosar las listas de extraviados, heridos y en el peor de los casos muertos por la práctica de este deporte. Un novato debe tener en cuenta estos hechos y formarse adecuadamente mediante la lectura de libros y revistas especializadas, la asistencia a cursillos y sobre todo saliendo de ruta con asociaciones o grupos de montaña de su localidad. Al mismo tiempo, es necesario para que nuestras salidas sean gratificantes y no una calamitosa experiencia, gozar de un buen estado de salud y un cuerpo en buen estado físico, ya que este es la principal herramienta del montañero y el agotamiento la más peligrosa consecuencia de la falta de entrenamiento. Por eso, para proporcionar un lugar de descanso que sirva de punto de partida para realizar una ascensión o una ruta, existen los refugios. Generalmente están situados en lugares estratégicos, para permitir hacer por ejemplo una ascensión, en el día. Es conveniente reservar plaza en temporada de vacaciones, puentes y días festivos. Y no confundir el refugio con un hotel. Otro aspecto importante a tener en cuenta es nuestra responsabilidad personal con el medio ambiente. Cada vez es más habitual encontrar en las montañas desperdicios y otras evidencias de la presencia humana. Debemos ser respetuosos con la naturaleza y bajarnos la basura que generemos. Nunca abandonarla, ni siquiera enterrándola. El equipo es otro de los ineludibles requerimientos del montañismo. Nos permitirá ir cómodos, transportar bien el peso, no resbalar al andar sobre las rocas, resistir bien los cambios bruscos de temperatura etc. Si salimos todo el año, tendremos que tener un equipo para el verano y otro para el invierno. Salir a la montaña, sin contar con las prendas, alimentos y equipamiento necesarios es una temeridad.
En resumen, hay que ser conscientes de que las montañas son un escenario en el que los errores y la falta de previsión pueden tener consecuencias graves. Quizás sea esta característica, la dependencia de uno mismo, uno de los atractivos del montañismo. La montaña nos pone a prueba y nos muestra nuestras limitaciones. Un reto que nos reporta una sensación de plenitud que pocas actividades deportivas proporcionan. Es muy gratificante alcanzar una cima o realizar un trekking con la única ayuda de los medios que transportamos. La única recompensa a nuestro esfuerzo es disfrutar por unos minutos de unas vistas, que solo quien llegue hasta donde estamos podrá ver. Y por supuesto la satisfacción personal de haber sido capaces de realizar la ruta gracias a nuestra preparación. Nosotros os animamos a "ser montañeros" pero siempre con la precaución, la preparación y el sentido común como base de actuación.